El proceso de parto suele durar de 8 a 12 horas, aunque está claro que existen excepciones. Todo depende del estado de ánimo de la mamá y del bebé. El trabajo de parto se inicia con las primeras contracciones provocadas por la reducción del cuello uterino hasta que desaparezca por completo. Las contracciones suelen ocurrir cada 20 o 30 minutos, con una duración de 15 a 20 segundos cada una. Una vez desaparecido el cuello del útero, las contracciones aumentan debido a la dilatación progresiva del cuello que deberá presentar una apertura máxima de 10 cm para que pueda dar paso al bebé.
Cuando el cuello alcance los 10 cm de dilatación, se inicia el proceso de expulsión del bebé. Las contracciones se alejarán y se presentarán a cada 2 o 3 minutos y tu médico te pedirá que empujes. En esta fase, la cabeza del bebé penetra en el canal del parto y va bajando hasta el periné realizando un movimiento de rotación interna.
Cuando el cuello alcance los 10 cm de dilatación, se inicia el proceso de expulsión del bebé. Las contracciones se alejarán y se presentarán a cada 2 o 3 minutos y tu médico te pedirá que empujes. En esta fase, la cabeza del bebé penetra en el canal del parto y va bajando hasta el periné realizando un movimiento de rotación interna.
Cuando el médico consiga ver 3 o 4 cm de la cabeza del recién nacido, te practicará, si es necesario, la episiotomía (corte en la zona del periné a la entrada de la vagina) para facilitar la salida del bebé, y evitar desgarres por el esfuerzo y la presión del bebé. El médico te pedirá que sigas empujando y una vez que salga un hombro, luego el otro, el resto del cuerpo saldrá por sí mismo.
El parto se terminará con la expulsión de la placenta
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